En un movimiento que ha añadido profundidad y un toque de nostalgia a los Yankees de Nueva York, el equipo adquirió al ex MVP de la Liga Nacional Cody Bellinger de los Cachorros de Chicago el martes por la noche. El traspaso no sólo reforzó la plantilla de los Yankees, sino que cimentó un legado padre-hijo poco frecuente en la historia de la franquicia.
Al ponerse las icónicas rayas, Cody B ellinger pasa a formar parte del cuarto dúo padre-hijo que juega para los Yankees, siguiendo los pasos de su padre, Clay Bellinger, que fue un contribuyente clave durante las dinastías de finales de los 90 y principios de los 2000 de la franquicia.
Clay Bellinger jugó en los Yankees de 1999 a 2001, periodo en el que el equipo ganó dos títulos de las Series Mundiales, incluido el memorable campeonato de 2000 contra los Mets en las Subway Series. Aunque Clay era principalmente un jugador utilitario, su impacto fue más allá de sus modestas estadísticas (.194 de promedio de bateo, 12 jonrones, 35 carreras impulsadas en 343 apariciones en el plato).
Uno de sus momentos decisivos se produjo en el segundo partido de las Series Mundiales de 2000, cuando atrapó en la pared, en la novena entrada, una bola profunda lanzada por el primera base de los Mets Todd Zeile. Esa jugada salvadora ayudó a los Yankees a conseguir una victoria decisiva y, finalmente, su 26º campeonato de las Series Mundiales.
Otros tres en el club padre-hijo de los Yankees
Los Bellinger se unen a un selecto club de parejas padre-hijo de los Yankees cuyas carreras se cruzaron con los Bombarderos del Bronx:
Yogi Berra (1946-63), Dale Berra (1985-86)

Yogi Berra, una de las figuras más emblemáticas del béisbol, jugó 18 temporadas con los Yankees, ganando 10 títulos de las Series Mundiales y 15 nominaciones al All-Star. Entró en el Salón de la Fama del Béisbol en 1972.
Su hijo Dale Berra siguió los pasos de su padre, jugando para los Yankees de 1985 a 1986. Durante la primera temporada de Dale, Yogi dirigió al equipo, lo que hizo de su permanencia compartida un capítulo especialmente singular en la historia del equipo.
Ron Davis (1978-81), Ike Davis (2016)

Ron Davis lanzó para los Yankees de 1978 a 1981, siendo seleccionado para el All-Star en su última temporada con el equipo. Estableció un récord de la franquicia al ponchar a ocho bateadores consecutivos en un partido contra los Ángeles el 4 de mayo de 1981.
Su hijo, Ike Davis, tuvo un breve paso por los Yankees en 2016, jugando sólo ocho partidos tras firmar un contrato de Grandes Ligas ese mes de junio. Aunque su estancia en el Bronx fue breve, le permitió entrar en el exclusivo club de los Yankees formado por padre e hijo.
Mark Leiter (1990), Mark Leiter Jr. (2024 en adelante)

Mark Leiter debutó en la MLB con los Yankees en 1990, lanzando en ocho partidos y registrando un ERA de 6,84 en 26 1/3 entradas. Su estancia en el equipo fue breve pero memorable.
Su hijo, Mark Leiter Jr., se unió a los Yankees en la fecha límite de traspasos de 2024, tras ser traspasado por los Cachorros. Lanzó 21 2/3 entradas para Nueva York, con un ERA de 4,98 y 33 ponches. También desempeñó un papel fundamental en los playoffs, registrando un ERA estelar de 1,69 en 5 1/3 entradas de postemporada.
El desafío de Cody Bellinger a los Yankees
El hijo de Clay, Cody, entra en el mismo centro de atención, pero con mayores expectativas. Dos veces All-Star y ex MVP, Cody bateó .266/.325/.426 con 18 jonrones durante la temporada 2024. El jugador de 29 años aporta un potente bate zurdo y una defensa del calibre de un Guante de Oro a un equipo de los Yankees que aspira a otra carrera de postemporada.
Cody, al que le quedan dos años de su contrato actual, expresó su entusiasmo por unirse a la franquicia que desempeñó un papel tan fundamental en la carrera de su padre. «Es un honor increíble vestir el mismo uniforme que mi padre y formar parte de la tradición de este equipo. Estoy listo para contribuir y dejar mi propia huella», dijo en un comunicado.
Con Cody Bellinger vistiendo ahora la camiseta de los Yankees, el legado de los dúos padre-hijo a rayas continúa. Para los Bellinger, esta oportunidad representa tanto una tradición familiar como un nuevo capítulo en la historia del béisbol. Mientras Cody intenta crear sus propios momentos memorables en el Yankee Stadium, los aficionados estarán muy atentos, esperando otra generación de magia en octubre.
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