Los Yankees de Nueva York entran en la campaña de 2025 enfrentándose a una crisis inesperada, con el as Gerrit Cole apartado de los terrenos de juego durante toda la temporada tras una operación Tommy John. Este hecho ha desatado una amplia especulación sobre posibles sustitutos, y el ex yanqui Sonny Gray ha aparecido en los rumores como posible objetivo. A pesar del reciente éxito de Gray con Minnesota y San Luis, un examen cuidadoso de su anterior etapa en el Bronx revela por qué esta posible reunión merece un serio escepticismo.
Una historia problemática a rayas diplomáticas

La etapa inicial de Gray en los Yankees resultó decepcionante tras su esperada adquisición desde Oakland en el plazo de traspasos de 2017. Lo que empezó con optimismo se convirtió rápidamente en frustración, ya que Gray luchó durante 41 partidos en dos temporadas, acumulando un ERA mediocre de 4,51 mientras luchaba contra la inconsistencia, los problemas de control y una visible incomodidad en el centro de atención de Nueva York.
Tras abandonar la organización, Gray reconoció con franqueza la desconexión filosófica que minó su rendimiento.
“Sentía que intentábamos que lanzara el slider de una forma que no me gustaba”, reveló Gray tras su traspaso a Cincinnati en 2019. “A los Yankees les encantan los sliders. Les encantan los sliders. Yo no lanzo mi slider como [Masahiro] Tanaka lanza el suyo. Su slider, la forma de su slider, es completamente diferente a la mía. Y querían que lanzara el mío como él. No me sentía cómodo haciéndolo”.
Las dificultades de Gray iban más allá de los ajustes mecánicos. La carga psicológica de actuar en el Yankee Stadium le abrumaba con frecuencia en situaciones críticas. La idea de que Gray, ahora con 35 años, pueda prosperar de repente en el mismo entorno en el que antes flaqueó parece más una ilusión que un análisis sensato.
El éxito reciente de Gray no borra los fracasos del pasado

El resurgimiento de la carrera de Gray tras dejar Nueva York ha sido notable. Se afianzó en Cincinnati, con una impresionante ERA de 2,87 en 2019, fue elegido para el All-Star y terminó séptimo en la votación para el Cy Young de la Liga Nacional. Su etapa en Minnesota continuó esta trayectoria ascendente, destacada por una campaña estelar en 2023, con un ERA de 3,08 y 183 ponches en 184 entradas.
Sin embargo, este éxito requiere un contexto adecuado. Gray prosperó en mercados con un escrutinio sustancialmente menor que el de Nueva York. Y lo que es más importante, estas organizaciones le permitieron lanzar según sus preferencias en lugar de forzar ajustes que comprometieran su eficacia. La filosofía analítica de los Yankees, centrada en el slider, no ha cambiado con el entrenador de lanzadores Matt Blake, lo que sugiere que un segundo mandato probablemente produciría complicaciones similares.
Preocupación por la edad y el rendimiento
A sus 35 años, Gray sigue siendo un lanzador titular competente, pero han aparecido señales de advertencia de declive. Su velocidad mostró una notable reducción en 2024, y aunque sus números en San Luis (13-9, 3,78 ERA) fueron respetables, difícilmente representan el rendimiento dominante en primera línea que los Yankees necesitan para compensar la ausencia de Cole. La realidad es que Gray no puede proporcionar un sustituto comparable a la producción de élite de Cole.
Las consideraciones financieras complican aún más las cosas. Gray ocupa actualmente el segundo año de un importante contrato de tres años y 75 millones de dólares con los Cardenales. Cualquier intercambio obligaría a los Yankees a asumir una parte significativa de este compromiso financiero, lo que empujaría su ya abultada nómina hacia el territorio del impuesto de lujo. Con las penalizaciones ya en aumento por superar el umbral de 301 millones de dólares, absorber el contrato de Gray representa una costosa apuesta por un lanzador cuyo impacto sigue siendo cuestionable.
Alternativas superiores para los yanquis

En lugar de volver a las decepciones del pasado, los Yankees estarían mejor servidos explorando otras vías. Opciones más jóvenes y de mayor proyección, como Dylan Cease y Michael King, potencialmente disponibles en San Diego, ofrecen muchas más posibilidades. Sandy Alcántara, aunque se está recuperando de su propia operación Tommy John, representa una inversión más estratégica a largo plazo.
Los candidatos internos también merecen consideración. Clarke Schmidt continuó su desarrollo con un sólido ERA de 3,41 en 2024. El novato Will Warren ha impresionado durante los entrenamientos de primavera, mientras que el veterano Carlos Carrasco proporciona profundidad experimentada como solución temporal.
El enfoque de Cashman es limitado
El Director General Brian Cashman ya ha moderado las expectativas en cuanto a las principales incorporaciones a la rotación antes del Día Inaugural, citando opciones de mercado limitadas y consideraciones financieras.
“En esta época del año hay muy poco disponible en el mercado de lanzadores”, declaró recientemente Cashman. “Evaluaremos lo que hay, pero es difícil encontrar mejoras significativas antes de la fecha límite de traspasos”.
Estos comentarios sugieren que la organización prefiere tener paciencia hasta mediados de temporada para buscar refuerzos significativos de lanzadores, alineándose con su visión estratégica a largo plazo. Este enfoque mesurado garantiza que cualquier incorporación represente una inversión calculada, en lugar de un movimiento reaccionario con un beneficio mínimo.
Reunión gris: Solución equivocada en el momento equivocado

Los Yankees deben abordar su vacío en la rotación con disciplina estratégica. A pesar del resurgimiento de la carrera de Gray en otros lugares, numerosas banderas rojas sugieren que sigue siendo inadecuado para un regreso al Bronx. Sus problemas anteriores en Nueva York, su avanzada edad, la disminución de su velocidad y la incompatibilidad filosófica con el planteamiento de lanzamientos de la organización desaconsejan tal movimiento.
En lugar de buscar una adquisición nostálgica y miope, los Yankees deberían centrarse en alternativas mejores, ya sea mediante el desarrollo interno o mediante traspasos estratégicos, manteniendo la flexibilidad para realizar una incorporación importante a mitad de temporada.
Gray puede representar una opción familiar, pero las aspiraciones de campeonato exigen algo más que familiaridad. Los Yankees necesitan dominio, no comodidad, y Sonny Gray sencillamente no encaja en ese perfil.
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