Los Yankees de Nueva York desempeñaron un papel sorprendente en el lanzamiento de la carrera del Dr. Mehmet Oz, nominado por el ex presidente Donald Trump para dirigir los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS). Oz se enfrentará al interrogatorio del Comité de Finanzas del Senado el viernes.
Aunque ampliamente reconocido como presentador del controvertido “The Dr. Oz Show” durante 13 temporadas, Oz adquirió inicialmente prominencia nacional gracias a una conexión fundamental con los Yankees. Su pasión por el equipo va más allá de los vínculos profesionales, ya que asiste regularmente a los partidos de los Yankees y se ha fotografiado con el legendario cerrador de los Yankees Mariano Rivera.
Los CMS supervisan un inmenso presupuesto anual de aproximadamente 2,6 billones de dólares, que repercute directamente en los servicios sanitarios de más de la mitad de los estadounidenses. Oz, reputado cirujano cardiotorácico, se enfrenta ahora a un mayor escrutinio debido a su dilatada carrera en los medios de comunicación, marcada por polémicos consejos médicos que han suscitado serias dudas sobre su cualificación para esta función crítica.
La conexión con los Yankees que desencadenó la carrera de Oz

El camino de Oz hacia el reconocimiento público comenzó mucho antes de su fama televisiva. Durante la década de 1990, el Dr. Eric Rose, presidente de cirugía del Hospital Presbiteriano de Nueva York, seleccionó a Oz para unirse a su equipo de élite de trasplantes de corazón. El momento crucial de la carrera de Oz llegó en 1996, cuando Frank Torre, hermano del entrenador de los Yankees Joe Torre, necesitó urgentemente un trasplante de corazón. Rose dirigió la operación, y Oz desempeñó un papel clave de apoyo.
En una reveladora entrevista de 2013 con The New Yorker, Rose señaló: “Fue la primera gran salpicadura de publicidad de Mehmet, y le encantó”. La operación relacionada con los Yankees dio a Oz su primer contacto con la atención pública, sentando las bases de su futuro estatus de celebridad y su controvertida presencia televisiva.
“El Show del Dr. Oz”, que se estrenó en 2009, ganó popularidad rápidamente, pero también suscitó importantes críticas. Muchos profesionales médicos cuestionaron la frecuente promoción que hacía el programa de prácticas sanitarias y suplementos no respaldados por pruebas científicas sólidas. Los críticos sostienen que el éxito de Oz estuvo impulsado en parte por el sensacionalismo y no por una medicina fiable, lo que alimentó los debates actuales sobre su idoneidad para supervisar los CMS.
Rose, que en su día fue mentor de Oz, lo describió como “un buen cirujano” con un intelecto excepcional, pero expresó su preocupación por las recomendaciones médicas públicas de Oz. “Está intelectualmente increíblemente dotado”, reconoció Rose, y añadió: “Pero si hay algo criticable, es que no hay jerarquía de pruebas en algunas cosas que promueve. Las alternativas a menudo adquieren un mercado, y Mehmet a veces lo alimenta”.
¿Cómo afectará el pasado de Oz a su confirmación?
La combinación de la experiencia médica de Oz y su controvertido personaje público crea un complicado telón de fondo para sus audiencias de confirmación. Se espera que los senadores examinen el enfoque de Oz sobre las pruebas médicas, sus cualificaciones como gestor y sus declaraciones públicas anteriores. Es probable que sus primeros avances profesionales vinculados a los Yankees y su posterior carrera en los medios de comunicación sean puntos centrales de debate.
El nombramiento de Oz pone de relieve cuestiones críticas sobre la influencia de las celebridades en el liderazgo de la sanidad pública y el equilibrio entre el atractivo popular de los medios de comunicación y las rigurosas normas científicas. Dado el importante papel del CMS en la asistencia sanitaria estadounidense, la evaluación por el Senado de las credenciales de Oz promete ser intensa y reveladora.
Se espera que la audiencia del viernes ante el Comité de Finanzas del Senado vuelva a examinar cómo la cirugía de Oz relacionada con los Yankees, de gran repercusión, se convirtió en un trampolín para su influyente aunque polarizadora carrera.
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