El entrenador de los Yankees, Aaron Boone, respondió a las preguntas sobre la agitación de la rotación con una voz inusualmente agitada.
A pesar de liderar la Liga Americana Este, los Yankees de Nueva York se enfrentan a un creciente escrutinio sobre la profundidad de su rotación titular. Tras la ajustada derrota del miércoles por 5-4 ante Baltimore, el entrenador Aaron Boone mostró una frustración poco habitual al enfrentarse a una preocupante realidad estadística que amenaza con socavar el prometedor comienzo del equipo.
Los números cuentan una historia preocupante: mientras que los Yankees tienen un récord perfecto de 6-0 cuando Max Fried, adquirido por 218 millones de dólares, sube al montículo, con el resto de titulares han tenido una mediocre marca de 12-13. Cuando los periodistas pusieron de relieve esta disparidad, la típica actitud serena de Boone vaciló momentáneamente.
“Vamos a ser muy buenos”, afirmó Boone con voz notablemente lívida. “No es de extrañar que seamos realmente buenos cuando empieza nuestro as. Tenemos un club muy bueno y tenemos que seguir mejorando, y confío en que lo haremos”.
Una respuesta atípica del típicamente sereno Boone
A lo largo de su mandato, Boone ha construido su reputación a base de respuestas mesuradas y un apoyo inquebrantable a los jugadores. Su rara muestra de irritación del miércoles sugiere una creciente presión interna, ya que el equipo depende cada vez más de un solo brazo para anclar su rotación.
La última y decepcionante salida de Carlos Carrasco -que cedió cuatro carreras en contra y sólo sacó diez outs- no hizo sino aumentar estas preocupaciones. Aunque los Yankees terminaron abril con un respetable récord de 18-13, Boone reconoce sin duda que, sin una mayor contribución de los lanzadores, su liderazgo divisional sigue siendo precario.
Caras nuevas, expectativas conocidas

Los Yankees de 2025 se parecen muy poco a los aspirantes a las Series Mundiales del año pasado. Una agresiva revisión en la temporada baja supuso la marcha de Juan Soto, Gleyber Torres, Néstor Cortés, Clay Holmes y José Treviño. Sus sustitutos -Fried, Paul Goldschmidt, Cody Bellinger y Devin Williams- representan una apuesta calculada del director general Brian Cashman.
“Es muy pronto”, señaló Boone antes de la derrota del miércoles. “Es una temporada muy, muy larga. Pero me gusta hacerlo con este grupo. Siempre intentas mejorar un poco. Nunca somos un producto completo”.
Este reconocimiento hace referencia sutilmente a las evidentes vulnerabilidades del equipo. Con Gerrit Cole apartado durante toda la temporada y Carrasco luchando por encontrar la regularidad, la carga de la rotación sobre Fried se ha hecho cada vez más insostenible.
Un título de división aún al alcance
La ventaja de 1,5 partidos de los Yankees en la división al entrar en mayo se debe en parte a una AL Este inesperadamente vulnerable. Tampa Bay, Toronto y Baltimore se encuentran por debajo de .500, mientras que Boston da sorprendentes señales de vida tras cuatro campañas perdedoras consecutivas.
“Un mes después, todavía parece que es la división de cualquiera”, comentó Boone con diplomacia. “Empaca un almuerzo cuando vayas a jugar contra ellos”.
Esta afirmación calculada oculta una realidad más profunda: Los Yankees poseen el talento necesario para separarse de estos rivales. Su ataque lidera la MLB en jonrones y encabeza la Liga Americana en carreras anotadas, logros que resultan aún más impresionantes teniendo en cuenta la marcha de Soto y la ausencia de Giancarlo Stanton.
La excelencia individual supera la inconsistencia de los Yankees

Aaron Judge continúa con su notable dominio ofensivo, terminando abril con una media de .427, 10 jonrones, 32 carreras impulsadas y un OPS de 1,282, el mejor de la liga. Su ritmo histórico llevó a Boone a establecer comparaciones con la NBA, comparando el enfoque del plato de Judge con la precisión de tiro de Stephen Curry.
Boone admitió recientemente que se estaban quedando sin superlativos para Judge, señalando que el bateador parecía estar jugando un juego totalmente distinto al de los demás.
Mientras tanto, Fried ha aportado todo lo que se espera de una adquisición de primera línea: durabilidad, liderazgo y excelencia. Como único titular de los Yankees que mantiene un ERA inferior a 3,00, sus seis victorias representan el 33% del total de victorias del equipo.
Las inesperadas contribuciones de Ben Rice (ocho jonrones, .611 de slugging) y Trent Grisham (.294/.368/.662 mientras proporciona una defensa de élite en el campo exterior) han proporcionado optimismo adicional en medio de las preocupaciones por la rotación.
El reto del futuro
“Tenemos que mejorar”, admitió Boone con franqueza tras la derrota del miércoles. “Siempre habrá chicos que empiecen un poco lentos. Quieres ponerlos en marcha”.
Aunque su optimismo fundamental persiste, el tono cada vez más directo de Boone indica el reconocimiento de los retos que se avecinan. Sin una estabilización de la rotación, la extraordinaria carga que recae sobre Judge, Fried y el bullpen podría acabar resultando insostenible.
“Nada ha cambiado en mi mente en cuanto a cuál creo que es nuestro potencial”, recalcó Boone. “Creo que tenemos potencial para ser un gran equipo. Todavía no lo somos”.
Cuando los Yankees abren mayo recibiendo a Tampa Bay en el Yankee Stadium, tienen la oportunidad de reafirmar su autoridad divisional. Pero con Fried disponible sólo uno de cada cinco días, el equipo de Boone necesita urgentemente contribuciones más amplias para mantener su posición de principios de temporada.
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