Los Yankees de Nueva York sufrieron un golpe aplastante que fue más profundo que el grand slam de Freeman en el primer partido. Esta última derrota afectó al núcleo del equipo, dejando poco margen para cuestionar las decisiones de Aaron Boone como entrenador.
El desarrollo del partido fue notablemente distinto al drama de la noche anterior, con un ímpetu prácticamente ausente hasta la última entrada. Incluso entonces, el empuje de última hora de los Yankees se quedó corto, con una derrota aleccionadora que plantea dudas sobre su capacidad para recuperarse al volver a casa.
Tras perder por 4-2 en Los Ángeles, los Yankees van perdiendo dos partidos en las Series Mundiales. Los Dodgers mantuvieron el control durante la mayor parte del partido, imponiéndose claramente a Nueva York y sin cederlo hasta el último out.
Boone reconoció que el camino a seguir era desalentador y señaló que su trayectoria de postemporada, hasta entonces ininterrumpida, se había topado con su primera prueba real. Destacó la importancia de prolongar la serie y afirmó la resistencia del equipo en su intento de superar este reto.
“Nadie dijo que fuera a ser fácil”, declaró tras la derrota. “Es una serie larga, y tenemos que hacer que lo sea ahora. No nos acobardaremos. Tenemos que seguir así”.
Un rayo de esperanza llegó en la novena, cuando los Yankees consiguieron encadenar tres hits y marcar una carrera, levantando brevemente los ánimos tras una noche tranquila en el plato.
La ausencia de Shohei Ohtani, que sufrió una subluxación del hombro izquierdo al intentar un robo, puede ofrecer una oportunidad. Sin embargo, la ventaja de los Dodgers se debe menos al impacto de Ohtani y más a su poderosa habilidad con los jonrones y a su capacidad para sofocar el típico ataque potente de los Yankees.
Los Yankees se centran en el Juego 3 y siguen adelante
De cara al futuro, los Yankees recurren a los titulares Clarke Schmidt para el tercer partido y Luis Gil para el cuarto, con el fin de revertir su suerte en la Costa Oeste. Schmidt, centrado simplemente en ganar, expresó su confianza, mientras que Soto señaló que la serie está lejos de terminar. Juntos, transmiten una sensación de determinación que sugiere que los Yankees están preparados para reescribir su narrativa de postemporada.
“Tenemos que salir a ganar un partido”, dijo el lanzador. “Es un comienzo difícil”, añadió Juan Soto, “pero aún no ha terminado”.
Los Yankees se mantuvieron firmes en el partido, pero su chispa competitiva pareció desvanecerse pronto tras la dura salida de Carlos Rodon, que sólo duró tres entradas y un tercio. Rodon, que permitió tantos jonrones como ponches registró, se enfrentó a un aluvión de Tommy Edman, Teoscar Hernández y Freeman, poniendo a los Yankees en una desventaja temprana que parecía más desalentadora de lo que indicaba el marcador.
Los bates de Nueva York permanecieron en silencio hasta la novena, cuando por fin cobraron vida contra Blake Treinen. Juan Soto dio el pistoletazo de salida con su segundo hit de la noche y avanzó a segunda por un lanzamiento salvaje antes de anotar por un sencillo de Stanton. El ímpetu de los Yankees aumentó cuando Jazz Chisholm añadió un sencillo y Rizzo fue golpeado por un lanzamiento, cargando las bases.
Con la carrera del empate en posición de anotar y un out, los Yankees tuvieron una gran oportunidad de darle la vuelta al partido. Pero Volpe se ponchó, provocando un enfrentamiento crítico. Los Dodgers respondieron con la entrada del zurdo Alex Vesia, lo que llevó a Aaron Boone a sustituir a Austin Wells por José Treviño para obtener una ventaja en el pelotón. Sin embargo, el cambio no dio sus frutos, ya que Trevino se fue volando en el primer lanzamiento, poniendo fin a la remontada de los Yankees y al partido.
A pesar del revés, Chisholm se mantuvo optimista, expresando plena confianza en la capacidad de su equipo para superar la desventaja. Señaló que, de todos los equipos, los Yankees tenían la resistencia necesaria para la remontada, expresando una fe inquebrantable en su potencial para recuperarse.
“Confío al cien por cien en que podemos remontar”, explicó. “Si hay algún otro equipo en la liga que pueda hacerlo, somos nosotros”.
A los Yankees les costó encontrar el ritmo durante ocho entradas, con sólo una breve chispa en la tercera gracias al impresionante bate de Juan Soto. Haciendo gala de un control magistral, Soto luchó durante una cuenta de 2-2, aguantando hábilmente un slider antes de lanzar una bola rápida a los asientos del jardín derecho, empatando brevemente el partido a 1-1. Sin embargo, su bambinazo en solitario fue el único momento destacado de una noche de oportunidades perdidas.
Tras el jonrón de Soto, Yoshinobu Yamamoto tomó el mando y retiró a once bateadores seguidos antes de abandonar el partido, permitiendo sólo un hit en 20 turnos. La dominante salida de Yamamoto subrayó su posición como el lanzador mejor pagado del juego, justificando su contrato de 325 millones de dólares y superando incluso el de Gerrit Cole con una actuación digna de su precio.
Las dificultades ofensivas fueron más pronunciadas para las estrellas de los Yankees. Aaron Judge no bateó en cuatro ocasiones y se ponchó tres veces, lo que redujo su promedio de postemporada a .150, con sólo seis bateos en 40 intentos. Austin Wells continuó con su mala racha, sin conectar en tres apariciones en el plato, bajando a .096 en octubre con sólo cuatro hits en 41 intentos.
Judge admitió que necesita dar un paso adelante, sobre todo para apoyar las buenas actuaciones de Gleyber Torres y Soto, cuya consistencia en la parte alta del orden podría ser clave para la carrera de los Yankees hacia el campeonato.
“Los chicos van a dar un paso adelante. Los chicos van a hacer lo que tienen que hacer”, dijo el capitán de los Yankees. “Yo también tengo que dar un paso adelante. Especialmente lo que están haciendo Gleyber [Torres] y Juan en la parte alta de la alineación, tengo que respaldarlos”.
Anthony Rizzo subrayó la importancia del tercer partido, basándose en experiencias pasadas en las Series Mundiales. Habló de conversaciones con su compañero de equipo Juan Soto, recordando los días de Soto en los Nationals, y la propia época de Rizzo con los Cubs, ambas con impredecibles carreras hacia el campeonato. Rizzo hizo hincapié en que, a pesar de estos primeros contratiempos, los Yankees están decididos a seguir luchando.
“Es absolutamente necesario ganar”, dijo el primera base. “Acabo de hablar con Juan, y él ha formado parte de unas Series Mundiales locas, de montaña rusa, y yo también. No creo que haya ninguna relajación por nuestra parte”.
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