Carlos Rodón nunca ha sido uno de los nombres más queridos de la plantilla de los Yankees, y durante su salida contra los Diamondbacks de Arizona, los aficionados del Bronx volvieron a debatirse entre la incredulidad y la frustración. En las redes sociales, algunos incluso lo calificaron de “jugador bipolar”, una reacción exagerada pero reveladora de una carrera que se ha parecido más a una montaña rusa emocional.
Cuando Rodon firmó un contrato de seis años y 162 millones de dólares con los Yankees antes de la temporada 2023, las expectativas estaban por las nubes. El plan era sencillo: emparejarlo con Gerrit Cole para formar uno de los dúos de lanzadores más dominantes de la liga. El equipo directivo apostó fuerte por él, incluyendo incluso una cláusula de no traspaso. Pero las cosas no han ido exactamente según lo previsto.
Un prometedor debut en 2025
En el partido inaugural de la temporada 2025, contra los Cerveceros de Milwaukee, Rodon dejó entrever lo que podría llegar a ser. Lanzó 5,1 sólidas entradas, permitiendo sólo una carrera, ponchando a siete y ganando por 4-2 a los Yankees. Para los aficionados que siguen atormentados por su temporada 2023, plagada de lesiones y que terminó con un brutal ERA de 6,85, fue como el principio de la redención.
Contra Arizona, otro viaje salvaje

Pero ese optimismo no duró. En su siguiente salida, todavía contra los Diamondbacks, reaparecieron los viejos problemas. Rodon fue duramente golpeado en las dos primeras entradas, y la frustración no tardó en desbordarse. Al final completó 6 entradas, en las que permitió 3 hits, 4 carreras, 4 paseos y 5 ponches en 96 lanzamientos. “Este tipo es un misterio”, escribió un aficionado en X. Otro lo expresó más claramente: “No te puedes fiar de Rodon”.
Los fans de X no se contuvieron. Zoe escribió en mayúsculas: “¿Qué demonios está pasando? Colin McNamara añadió sarcásticamente: “Rodon por fin encaja, cuatro entradas demasiado tarde”. Otros se preguntaron si estaba bien, se burlaron de su dependencia de una “bola curva basura” y le rogaron que dejara de lanzar tantas bolas rápidas de cuatro costuras. Un aficionado lo resumió así: “Odio ver lanzar a Carlos Rodón”. Otro despotricó: “Rodon, eres terrible”. En medio del caos, alguien bromeó: “Puede que tenga que apagar este partido por mi salud mental”.
Sin embargo, de alguna manera, el ambiente cambió. En la sexta entrada, Carlos Rodón había retirado a 10 bateadores seguidos, mostrando aplomo y dominio. “Ahora sí que está lanzando bien”, admitió un aficionado. Pero para muchos fue demasiado poco y demasiado tarde. “¿Dónde estaba esto las dos primeras entradas?”, preguntó otro. “¿Podemos batear ahora?”, tuiteó un usuario. “Los Yankees anotan contra buenos lanzadores: un reto imposible”, bromeó otro. Los Yankees seguían perdiendo por 4-0, y el ataque parecía sin vida. Aunque Rodon había estabilizado el barco, no parecía suficiente.
Para ser justos, Carlos Rodón se recuperó en 2024, realizando 32 salidas con un ERA respetable de 3,96. Mezcló más cambios y ajustó la mezcla de lanzamientos para neutralizar a los diestros. Introdujo más cambios y ajustó su mezcla de lanzamientos para neutralizar a los diestros. Parecía que se había recuperado.
Aun así, la incoherencia sigue definiéndolo. En Reddit y en otros sitios, los aficionados están profundamente divididos. Algunos siguen creyendo en su potencial y piden paciencia. Otros ya han visto suficiente. Su infame beso soplado a los aficionados que le abucheaban en 2023 tampoco le ayudó.
Está claro que Carlos Rodon tiene talento. Cuando está concentrado, puede dominar como pocos. Pero nadie -ni Aaron Boone, ni el equipo directivo, ni desde luego los aficionados- sabe qué versión de él aparecerá.
Para un equipo de los Yankees que intenta competir, contar con un Carlos Rodon fiable cambiaría las reglas del juego. Por ahora, sin embargo, sigue siendo una de las figuras más polarizantes e impredecibles del club.
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