El 24 de septiembre de 1934, un importante capítulo de la historia del béisbol tuvo lugar cuando su mayor icono, Babe Ruth, jugó su partido de despedida como Yankee de Nueva York en el sagrado recinto del Yankee Stadium. Este conmovedor momento marcó la culminación de su ilustre mandato en el equipo, ya que sería traspasado en la siguiente temporada baja. Sorprendentemente, la última aparición de Babe Ruth a rayas, presenciada por una modesta multitud de 4.000 espectadores, le enfrentó a los Medias Rojas de Boston.
En el transcurso del partido, la historia se desarrolló en silencio. En la primera entrada, Babe Ruth fue expulsado y posteriormente sustituido por Myril Hoag. Poco se imaginaban los asistentes que esta sustitución aparentemente rutinaria se grabaría en los anales de la historia del béisbol como el último partido de Babe Ruth con el uniforme de los Yankees. A lo largo de su carrera con los Yankees, Babe Ruth se había consolidado como uno de los talentos más extraordinarios que jamás había visto el deporte, estableciendo multitud de récords que perdurarían durante generaciones.
El 24 de septiembre también fue el día en que Babe Ruth se convirtió en el rey de los HR.
Curiosamente, el 24 de septiembre tuvo un doble significado en la legendaria carrera de Babe Ruth. En esa misma fecha había logrado otro hito, al convertirse en el poseedor del récord de jonrones en una sola temporada de béisbol, según informó The Los Angeles Times. Este notable logro se produjo 15 años antes, cuando el joven Ruth, de 24 años, vistiendo los colores de los Medias Rojas de Boston, demostró su excepcional destreza como lanzador y jardinero en 1919. Al concluir la temporada con la asombrosa cifra de 29 jonrones, eclipsó el anterior récord de Ned Williamson en una sola temporada, consolidando su estatus de figura trascendental en la historia de este deporte.
El año siguiente marcó un punto de inflexión en la legendaria carrera de Babe Ruth, ya que hizo su transición a los New York Yankees y asumió el papel de jardinero a tiempo completo. Fue en 1927 cuando Ruth logró una hazaña trascendental, dejando una huella indeleble en los libros de historia del deporte al conseguir 60 jonrones, un récord extraordinario que permanecería imbatido durante 34 años. Además, en la histórica fecha del 11 de agosto de 1929, Babe Ruth inscribió aún más su nombre en los anales del béisbol al convertirse en el primer jugador que superaba el monumental hito de los 500 jonrones en su carrera, estableciéndose firmemente como el inigualable líder de jonrones de todos los tiempos.
La leyenda inmortal del béisbol
La ilustre carrera de Babe Ruth estuvo jalonada por una notable serie de logros. En la década de 1920 fue jugador de los Red Sox y de los Yankees, y lanzó la asombrosa cifra de 467 jonrones sólo en esa década. Su dominio no tuvo parangón, ya que otros jugadores tardaron más de una década en acercarse siquiera al hito de los 500 home runs que Babe Ruth conquistó sin esfuerzo.
Sin embargo, el impacto de Babe Ruth fue más allá de su extraordinaria potencia de bateo. Ostenta el distinguido récord de bateador que más veces ha bateado en la historia del béisbol, con la asombrosa cifra de 2.056 paseos, según ha documentado meticulosamente The Los Angeles Times. En 1923, batió otro récord al conseguir la impresionante cifra de 170 paseos. Tras las extraordinarias temporadas de Babe Ruth de 54 y 59 jonrones en 1920 y 1921, los paseos intencionados se convirtieron en una estrategia común empleada por los equipos rivales en sus esfuerzos por frustrar su formidable presencia en el plato.
La legendaria carrera de Babe Ruth culminó con la asombrosa cifra de 714 jonrones, un récord que se mantuvo inalterable hasta que el extraordinario Hank Aaron lo eclipsó en 1974. A día de hoy, el trono de los jonrones lo ocupa Barry Bonds, que ostenta la asombrosa cifra de 762. Como tributo perdurable a su profunda influencia en el deporte del béisbol, Babe Ruth fue consagrado en el prestigioso Salón Nacional de la Fama del Béisbol en su clase inaugural de 1936, uniéndose a las filas de otras luminarias del juego, como Ty Cobb, Walter Johnson, Christy Mathewson y Honus Wagner.
Adornado con su emblemático dorsal número 3, el legado de Babe Ruth sigue resonando en los anales de la historia de los New York Yankees. En particular, los Yankees fueron pioneros en la introducción de los números en las camisetas en 1929, un año histórico que coincidió con el notable logro de Ruth de su 500º jonrón. El impacto perdurable de Babe Ruth sigue siendo parte integrante del rico tapiz de los Yankees y de la narrativa más amplia del pasatiempo estadounidense.
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