El 4 de julio tiene un significado para todos los estadounidenses, especialmente para los seguidores de los Yankees, que siempre recordarán el emblemático discurso de Lou Gehrig el 4 de julio de 1939 en el Yankee Stadium. Aunque han pasado más de 70 años desde que se pronunció, este discurso sigue resonando entre los aficionados al béisbol y se recuerda como un momento significativo de la historia del deporte.
Conocido cariñosamente como “El caballo de hierro”, Lou Gehrig cautivó los corazones de millones de personas cuando se declaró “el hombre más afortunado sobre la faz de la Tierra”, a pesar de enfrentarse al devastador diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Esta enfermedad acabaría quitándole la vida.
La carrera de Lou Gehrig en el béisbol fue sencillamente legendaria. Debutó con los Yankees de Nueva York en 1923 y, en su quinta temporada, se convirtió en titular a tiempo completo, liderando la liga en carreras bateadas y ganando el primero de sus dos premios MVP. A lo largo de sus 17 años de carrera con los Yankees, Gehrig acumuló logros impresionantes, entre ellos las estadísticas más altas de la liga en categorías como carreras anotadas, bateadas y jonrones. En 1934, logró la rara hazaña de ganar la Triple Corona de la MLB, consolidando su estatus como uno de los mejores jugadores de este deporte.
Sin embargo, la extraordinaria racha de partidos consecutivos de Gehrig fue lo que realmente le distinguió. Jugó 2.130 partidos seguidos, lo que le valió el apodo de “El Caballo de Hierro”. Sólo Cal Ripken Jr. superaría este récord décadas más tarde. La durabilidad y constancia de Gehrig en el campo no tenían parangón, y simbolizaban la fiabilidad y el compromiso.
Sin embargo, durante la temporada de 1938, Gehrig empezó a experimentar una fatiga inexplicable y un notable declive en su rendimiento. A pesar de estas dificultades, siguió jugando. No fue hasta la primavera de 1939 cuando el estado de Gehrig empeoró, lo que le llevó a tropezar y perder fuerza con el bate durante los entrenamientos de primavera. El 2 de mayo de 1939, tras su partido consecutivo número 2.130, Gehrig se retiró de la alineación inicial y buscó atención médica en la Clínica Mayo, donde recibió el devastador diagnóstico de ELA.
El 19 de junio de 1939, los New York Yankees anunciaron públicamente la retirada de Gehrig, lo que llevó a la organización a organizar rápidamente un día especial en su honor. El 4 de julio de 1939, se convirtió en el “Día de Apreciación de Lou Gehrig” en el Yankee Stadium, atrayendo a un público repleto deseoso de rendir homenaje al querido jugador. Ese día, Gehrig pronunció su inolvidable discurso de despedida, en el que agradeció el apoyo y la amabilidad recibidos a lo largo de su carrera.
En su discurso, lleno de humildad y agradecimiento, expresó su reconocimiento a compañeros de equipo, entrenadores y aficionados que han formado parte de su trayectoria. Lou Gehrig destacó las bendiciones de su vida, como su familia, su esposa y la oportunidad de practicar el deporte que amaba. A pesar del deterioro de su salud y de la incertidumbre sobre su futuro, el espíritu inquebrantable y la determinación de Gehrig brillaban en sus palabras.
Aunque no existe una grabación de vídeo completa del discurso de Lou Gehrig, persisten los ecos de su sincero mensaje. La ceremonia concluyó con el abrazo de Gehrig a su antiguo compañero de equipo y antaño rival, Babe Ruth, simbolizando la unidad y la amistad entre dos leyendas del béisbol.
El impacto de Lou Gehrig fue mucho más allá del campo de béisbol. Su valor ante la adversidad y su capacidad para encontrar la gratitud en medio de las dificultades personales inspiran y resuenan en personas de todo el mundo. Su legado perdura como fenomenal jugador de béisbol y símbolo de fuerza, resistencia y poder del espíritu humano.