Los Yankees de Nueva York presentan una cara nueva en 2024 bajo la dirección del mánager Aaron Boone. Atrás quedaron los días de actitud estoica y de centrarse en las decepciones del pasado. Este equipo, alimentado por una energía entusiasta, está decidido a dejar atrás los fantasmas de su decepcionante temporada 2023.
Pero dos derrotas por goleada en los ocho primeros partidos han hecho dudar de sus perspectivas ofensivas esta temporada. Joel Sherman, de The Post, puso el grito en el cielo y consideró que la ofensiva de 2024 no era muy diferente de la de 2023.
“Lo que ocurrió el viernes -lo que ha ocurrido muchas veces incluso con un sólido récord de 6-2- es que la ofensiva de los Yankees se ha parecido demasiado a menudo al tema menos favorito de la organización: 2023”, escribió.
El experto admite que el cambio de actitud es evidente incluso en las rutinas previas a los partidos. El recién llegado lanzador Marcus Stroman y el bateador Juan Soto han reconocido abiertamente los vítores de los legendarios Bleacher Creatures, abrazando a la apasionada afición de una manera que estuvo ausente en algunos jugadores anteriores de los Yankees.
Pero, según Sherman, sigue habiendo un gran interrogante sobre el ataque. A pesar de un respetable récord de 6-2 y la incorporación de potencias ofensivas como Soto y Alex Verdugo, los Yankees de 2024 aún no han traducido su poder estelar en anotaciones consistentes.
A través de sus primeros ocho juegos, afirma, la producción ofensiva de los Yankees, medida por On-Base Plus Slugging (OPS) y carreras por juego, en realidad ha caído por debajo de su rendimiento en la decepcionante temporada 2023. Esta sequía ofensiva continuó en su estreno en casa, una desalentadora derrota por 3-0 ante los Toronto Blue Jays. El público de 47.812 espectadores, habitualmente ruidoso, enmudeció junto a los murciélagos silenciados.
Mientras que el espíritu de los Yankees es alto y su récord refleja un comienzo fuerte, la capacidad de traducir esa energía en una ofensiva consistente será la verdadera prueba de su éxito en 2024. ¿Podrán superar esta persistente debilidad ofensiva y convertirse en un verdadero aspirante, o resurgirán los fantasmas de 2023 en el plato? Sólo el tiempo lo dirá.
El ataque de los Yankees se desvanece en su estreno en casa
A pesar de un prometedor récord de 6-2 para comenzar la temporada, los bates de los Yankees de Nueva York se callaron en su estreno en casa, dejando al entrenador Aaron Boone frustrado y a la multitud de 47.812 sometidos.
“La afición ha estado electrizante esta noche”, reconoció Boone, “pero no hemos podido darles lo suficiente para que apoyaran de verdad el partido”.
Los problemas ofensivos de los Yankees continuaron, reflejando una tendencia preocupante de la primera parte de la temporada. Contra el zurdo de los Blue Jays, Yusei Kikuchi, sólo lograron seis sencillos, no lograron que ningún corredor pasara de la segunda base y tuvieron un pésimo 1 de 8 con hombres en base.
Esta lucha contra los lanzadores titulares se está convirtiendo en un problema recurrente. En sus primeros ocho partidos, los Yankees sólo han conseguido un jonrón y 13 carreras contra los titulares, en comparación con los seis jonrones y 19 carreras contra los relevistas, mucho más productivos.
Varios jugadores clave están contribuyendo al bajón ofensivo. Con la excepción de Anthony Volpe (.423), Oswaldo Cabrera (.346), e incluso el habitualmente fiable Juan Soto (.303), los promedios de bateo de los Yankees están rondando por debajo de .226.
Giancarlo Stanton, a pesar de entrar en la temporada con un peso más ligero y prometiendo menos tensión en la parte inferior del cuerpo, no ha cumplido con esas esperanzas. Actualmente batea un escaso 0,125 y se ha ponchado 13 veces en sólo 24 turnos.
Aunque Boone sigue siendo optimista, destacando las tendencias históricas de Stanton de auge o caída, esto se hace eco de un estribillo familiar de la decepcionante temporada 2023. Con una actuación tan mediocre -en particular, ponchándose en siete de sus once bateos con corredores en base contra zurdos- puede que haya que reconsiderar el papel de Stanton como bateador titular contra lanzadores zurdos.
Sin embargo, no todo es pesimismo para los Yankees. Su récord de 6-2 demuestra su capacidad para sacar provecho de los bullpens en las últimas entradas, y su potente lanzamiento les ha mantenido en los partidos. Aun así, los Yankees tendrán que solucionar sus problemas ofensivos en los primeros partidos para mantener su éxito de principios de temporada y evitar revivir los fantasmas de 2023.
La derrota de los Yankees agrava su mala racha ofensiva
El bullpen de los Yankees de Nueva York, ya lidiando con la reciente pérdida de su hombre clave Jonathan Loaisiga por una lesión en el tendón flexor, tuvo una salida inestable en su última derrota.
El lanzador de relevo Caleb Ferguson cedió un jonrón al primer bateador al que se enfrentó, Ernie Clement, lo que desató las primeras preocupaciones. Más tarde en la novena entrada, Nick Burdi permitió dos carreras, en gran parte debido a tres lanzamientos salvajes. Estas titubeantes actuaciones pusieron de manifiesto los problemas de profundidad a los que podrían enfrentarse los Yankees en ausencia de Loaisiga.
Sin embargo, la verdadera historia del partido radica en las dificultades ofensivas de los Yankees. Esta derrota supuso la segunda vez en ocho partidos que se quedaban fuera. Las decisiones del seleccionador Aaron Boone en las últimas entradas se convirtieron en tema de debate.
Abajo 1-0 con dos outs en el séptimo, Boone optó por dejar a Jon Berti, bateador diestro, al bate contra el diestro Trevor Richards. Del mismo modo, decidió no batear con un zurdo en la octava entrada, a pesar de que el porche del jardín derecho del Yankee Stadium es notoriamente corto y podría beneficiar a los bateadores zurdos. Esta decisión se produjo a pesar de que Richards históricamente lucha más contra los zurdos. Además, los Yankees disponen ahora de opciones zurdas más potentes que la temporada pasada.
Mientras que los tres bateadores diestros que se enfrentaron a Richards al final se poncharon dos veces y no consiguieron llegar a la base, vale la pena señalar que Richards también ponchó al único bateador zurdo al que se enfrentó – Juan Soto – para terminar la octava entrada.
La incapacidad de los Yankees para generar ataque y los problemas del bullpen se combinaron para causarles la derrota. De cara al futuro, Boone tendrá que encontrar soluciones tanto al vacío de lanzadores dejado por Loaisiga como a la falta de potencia ofensiva del equipo.
La frustración de Juan Soto se desborda
Juan Soto, bateador de los Yankees de Nueva York, estaba muy emocionado tras su reciente derrota. Su visible frustración se manifestó en un contundente golpe de bate y casco, un marcado contraste con su habitual rutina previa al partido de abrazar a las apasionadas Bleacher Creatures.
Al referirse a su arrebato, Soto reconoció su decepción por no haber podido satisfacer a los aficionados. Expresó su firme deseo de ser la chispa que encienda al equipo, pero admitió que sus luchas personales le hacían sentirse increíblemente frustrado.
A pesar de su enfado, Soto asumió la responsabilidad de sus actos, reconociendo que tales muestras, aunque comprensibles, eran en última instancia innecesarias. Reconoció que el calor del momento puede llevar a veces a estas reacciones emocionales.
Este incidente pone de relieve una preocupación mayor para los Yankees: sus continuos problemas ofensivos. Incluso con un respetable récord de 6-2, la falta de regularidad en la anotación recuerda incómodamente a la decepcionante temporada 2023, un tema que la organización está deseando dejar atrás.
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