El paso de Will Warren de ser una selección de octava ronda a convertirse en uno de los mejores lanzadores en perspectiva de los Yankees no fue fácil. Warren se apoyó en su capacidad como entrenador, en su variado arsenal y en su fortaleza mental para ascender de categoría. Su transición a Triple-A requirió ajustes, en los que el entrenador de lanzadores Graham Johnson fue fundamental, enseñándole a canalizar su fuego competitivo de forma productiva.
Ahora, a los 24 años, Will Warren se encuentra en el precipicio de su objetivo final: debutar en la MLB con los Yankees. Los problemas de lanzamiento del equipo la temporada pasada, plagados de lesiones y bajo rendimiento, crean una tentadora oportunidad para que se incorpore a la rotación titular. Mientras que ases consolidados como Gerrit Cole, un resurgido Carlos Rodón y el fiable Néstor Cortés mantienen sus puestos, los recién llegados Marcus Stroman y Clarke Schmidt añaden profundidad. La competencia incluye prometedores prospectos como Clayton Beeter, Yoendrys Gómez y Luis Gil, y veteranos como Luke Weaver y Cody Poteet. Pero a pesar de no estar aún en la lista de 40 jugadores, Warren cree que su talento y su éxito reciente hablan por sí solos.
Los entrenamientos de primavera se convierten en su campo de pruebas. Más allá del resultado, Will Warren se centra en mostrar sus habilidades y causar un verdadero impacto. Reflexiona sobre su impresionante temporada en Triple A, reconociendo los progresos realizados y el potencial para seguir mejorando. Impulsado por una determinación inquebrantable, Will Warren aprovecha la oportunidad con los brazos abiertos, confiado en su capacidad para contribuir de manera significativa al más alto nivel.
Will Warren espera entre bastidores
La temporada de Will Warren en Triple A no sólo fue buena, fue de élite. En sus 19 partidos como titular, registró un sólido ERA de 3,61, abanicando a unos impresionantes 9,9 bateadores por partido y minimizando los paseos (4,2 por cada 9 entradas). Su verdadero dominio llegó tarde, cuando registró un asombroso ERA de 2,10 y mantuvo a los bateadores en un mísero promedio de bateo de 0,194 en sus 10 últimas salidas.
La planificación del juego se convirtió en el arma secreta de Will Warren. Como señaló Sam Briend, director de lanzamientos de los Yankees, Warren dominaba el “recuerdo del bate”, recordando secuencias e intenciones, mostrando preparación estratégica y fortaleza mental.
Will Warren reconoció el feroz mundo de la Triple A, lleno de veteranos y prospectos hambrientos. Destacó la importancia de respetar a los rivales, pero también de creer en sí mismo y de utilizar la exploración previa al partido para explotar los puntos débiles, especialmente en situaciones de alta presión.
Bajo el capó, Will Warren se basa en un combo de dos-avanzadillas/cuatro-avanzadillas (bajo 90s a 97 mph), un devastador slider a mediados de los 80s de alto spin, y un changeup/cutter en desarrollo. Elogia a entrenadores de lanzadores como Graham Johnson, Preston Claiborne y Gerardo Casadiego por su orientación.
¿Un ajuste clave? Lanzamientos en túnel (lanzando desde la misma ranura del brazo). Lo perfeccionó en Triple A, además de adaptarse a las costuras más altas de las pelotas de béisbol de las Grandes Ligas.
Ahora, en el complejo del equipo en Florida, Will Warren se entrena con jugadores de las grandes ligas y otros aspirantes. Inspirado por su ética de trabajo, está hambriento de entrenamientos de primavera, listo para mostrar sus habilidades y ganarse un puesto en el equipo.
“En última instancia”, dice Will Warren, “se trata de demostrar lo que puedo hacer”.
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