La votación para el Salón de la Fama del Béisbol es conocida por su imprevisibilidad, y el significativo contraste en el apoyo entre Alex Rodríguez y Gary Sheffield ha dejado perplejo al informador de la MLB Jon Heyman. Ambos venerados jugadores de los Yankees luchan contra el estigma del uso de sustancias dopantes, pero Sheffield lleva una ventaja sustancial, con un 74% frente al 39,5% de Rodríguez a fecha del viernes.
Heyman expresa su perplejidad en el New York Post, considerándolo “¡una locura!” y arrojando luz sobre la brecha aparentemente irracional. Aunque ninguno de los dos jugadores tiene garantizado un puesto en Cooperstown, el aumento del apoyo a Sheffield suscita preguntas interesantes.
Sheffield y A-Rod se enfrentan a acusaciones de dopaje
El empuje de Sheffield en las postrimerías de la campaña puede ser un factor que contribuya a ello. Afirmando activamente su inocencia en plataformas como podcasts y “Foul Territory”, se retrata a sí mismo como un “testigo” más que como un participante en el escándalo BALCO. En cambio, Rodríguez parece más resignado, como demuestra su documentado ocio post-béisbol en Instagram.
El momento de la votación final de Sheffield también podría desempeñar un papel, ya que podría suscitar votos de simpatía. En los últimos seis años, su apoyo no ha dejado de aumentar, mientras que el ascenso de Rodríguez sólo va por su tercer año.
Además, cabe destacar la marcada diferencia en sus respuestas a las acusaciones. A diferencia de Rodríguez, que demandó a la MLB y emitió dos disculpas, etiquetándose a sí mismo como un “imbécil” por autosabotearse(vía ESPN), Sheffield ha mantenido constantemente su inocencia, sin alterar nunca su postura.
El público se muestra más indulgente con una persona que se declara inocente, incluso a falta de pruebas concretas, que con una persona que se declara culpable y luego se retracta. Esta dicotomía lleva a los entusiastas del béisbol a reflexionar: ¿tiene más peso una defensa propia inquebrantable que una fechoría admitida, incluso sin respuestas definitivas?
El proceso de votación del Salón de la Fama presenta a menudo intrigantes rompecabezas, y las trayectorias divergentes de Rodríguez y Sheffield sirven de ejemplo paradigmático. Ya sea que el impulso de Sheffield lo lleve a Cooperstown o que Rodríguez reduzca la brecha eventualmente, una certeza prevalece: el debate sobre los PED continuará pesando sobre sus viajes al Salón de la Fama.
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