Los recientes cambios en la plantilla de los Yankees de Nueva York, especialmente la adquisición de Juan Soto y el traspaso de Michael King, han puesto de manifiesto la acuciante necesidad de mejorar los lanzadores. Sin embargo, surgen dudas sobre el compromiso del equipo con el fomento de una cultura de club positiva, dada su búsqueda de jugadores de carácter cuestionable o con un historial polémico.
Aunque el innegable deseo de ganar del equipo es evidente, el fichaje de jugadores como Carlos Rodon, conocido por sus conflictos con su entrenador de lanzadores y por burlarse públicamente de los aficionados, o la consideración de Marcus Stroman, que una vez criticó a Brian Cashman en las redes sociales, plantea dudas. Estas decisiones parecen contradecir la larga tradición de profesionalidad y respeto del “Yankee Way”, lo que hace que algunos aficionados y observadores se pregunten si ganar a cualquier precio, sin tener en cuenta el carácter, se ha convertido en la nueva prioridad.
Joel Sherman de The New York Post cree que los Yankees están mirando hacia Stroman por desesperación para impulsar su rotación.
Pero Stroman ha pasado de ser una posibilidad “de ninguna manera” para los Yankees esta temporada baja a estar al menos en juego porque cuando esta organización quiere a alguien y/o está desesperada, mirará hacia otro lado o preguntará a Rougned Odor o Nick Swisher su opinión o prácticamente creará el escenario necesario para ignorar el espejismo de un Yankee Way”, escribió. “Y vaya que estos Yankees están desesperados”.
Los Yankees necesitan desesperadamente refuerzos de lanzadores
Aunque el traspaso de Soto es emocionante, ha mermado la profundidad de lanzamiento de los Yankees. La marcha de Michael King, que se proyectaba como el titular nº 2 por detrás de Gerrit Cole, deja a Néstor Cortés, con problemas de lesiones recientes, y prospectos no probados como Beeter y Warren para ocupar puestos cruciales en la rotación.
Esta dependencia de talentos no probados no sería tan preocupante si los Yankees no aspiraran a un campeonato inmediato. Su agresiva búsqueda de agentes libres de alto precio como Yamamoto subraya su urgencia por ganar en 2024, a pesar de los riesgos asociados.
Aunque nombres prometedores como Stroman, Snell, Montgomery, Bieber, Burnes, Cease y Luzardo están sobre la mesa, vienen con un bagaje potencial, ya sea en forma de problemas de personalidad en el pasado, historial de lesiones o etiquetas de precios elevados. Los yanquis tendrán que evaluar cuidadosamente los beneficios potenciales frente a los posibles inconvenientes de cada adquisición.
¿Podrán los Yankees mantener su tradición ganadora y, al mismo tiempo, mantener el alto nivel de carácter y el ambiente en el club que una vez definió el “Yankee Way”? La respuesta está en sus próximos movimientos en el mercado de lanzamientos.
Stroman y los Yankees: ¿Un partido de conveniencia mutua?
Aunque la vibrante personalidad de Marcus Stroman y su historial de conflictos en la red pueden levantar cejas, su actual condición de agente libre podría alinearse con la urgente necesidad de los Yankees de refuerzos en el pitcheo. La reciente limpieza de Stroman en las redes sociales, borrando potencialmente críticas pasadas a los Yankees y al GM Brian Cashman, indica un movimiento estratégico para asimilarse a su vestuario. Sin embargo, plantea dudas sobre la necesidad de tales esfuerzos en medio de una guerra de ofertas competitivas por sus servicios.
La reputación de Stroman es polifacética. Por un lado, se le reconoce su tenacidad en el campo, su pericia para inducir balones a tierra y su impresionante atletismo. Por otro lado, preocupa su tendencia a crear tensiones con las organizaciones y a enzarzarse en disputas en línea, lo que afecta a la química del vestuario.
Las fricciones entre Stroman y Cashman se remontan a 2019, cuando el GM cuestionó públicamente las capacidades de Stroman en postemporada. Esto dio lugar a un período de intercambios en línea de Stroman, lo que provocó especulaciones sobre la autenticidad de su reciente purga de las redes sociales, si se trata de un cambio genuino o un movimiento oportunista. Curiosamente, si Stroman hubiera estado con los Yankees en 2021 y 2022, sus habilidades podrían haber demostrado ser valiosas, similares al papel actual de Jordan Montgomery con los Cardenales de San Luis.
Esto subraya el dilema actual de los Yankees. Con Gerrit Cole como único titular fiable en la postemporada, la presión sobre él es inmensa. Necesitan urgentemente mejorar su profundidad de lanzamiento, aunque ello implique tener en cuenta a jugadores con polémicas pasadas.
¿Están dispuestos los Yankees a pasar por alto su pasado por su inmediata destreza como lanzador? ¿Y está preparado Stroman para adaptarse a un entorno potencialmente exigente y escrutador tras los conflictos del pasado? Las respuestas a estas preguntas dictarán si el escenario de “Stroman a rayas diplomáticas” llegará a hacerse realidad.
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