Donald Palazzo siempre llevó a los Yankees de Nueva York en el corazón. De niño, se metía una radio portátil bajo las sábanas para escuchar los partidos de los Yankees hasta que su madre insistía en que se fuera a dormir. Esa pasión le acompañó durante décadas, incluso cuando la vida le llevó por las pruebas de la edad adulta.
Ahora, a los 93 años, luchando contra la demencia, y viviendo en Bridges by EPOCH, un centro de vida asistida en Trumbull, el amor de toda la vida de Palazzo por los Yankees ha persistido. ¿Su único deseo? Ir al estadio de los Yankees por última vez.
“Es fan de los Yankees desde que tenía ocho años, pero hacía décadas que no iba a un partido”, dijo Gary Seri, director de comedor de Bridges. Seri, junto con el personal, se propuso que Palazzo pasara un día inolvidable. Lo llevaron a ver a los Yankees enfrentarse a los Orioles el 24 de septiembre.
Un emotivo regreso al Yankee Stadium
Según CT POST, cuando llegó el día, Palazzo, acompañado de su hija Donna McDaniel, fue tratado como un rey por el equipo del centro. El grupo estaba formado por Seri, el asesor principal Justin Brown y los auxiliares de enfermería diplomados Kim McCoy y Manuel Padin. Vieron cómo Palazzo, ataviado con su querida indumentaria de los Yankees, rompía a llorar al entrar en el estadio de los Yankees por primera vez en años.
“Estaba abrumado”, dijo Palazzo, reflexionando sobre aquel día. “Ver jugar a mi equipo, especialmente a Aaron Judge batear un jonrón, fue una de las mejores experiencias de mi vida. Me sentí como un rey”.
McDaniel dijo que la alegría de su padre era palpable. “Todavía tengo escalofríos de aquella noche. Ver a mi padre mirar alrededor del estadio, asimilándolo todo, fue como un sueño hecho realidad para él”, dijo. “El personal hizo todo lo posible para que esto fuera posible, y eso significa todo para mí. Mi padre se merecía este momento”.
Palazzo, veterano de las Fuerzas Aéreas de la Guerra de Corea, trabajó en Sikorsky Aircraft durante décadas antes de jubilarse en 1993. Crió a tres hijas con su difunta esposa Beverly, con la que estuvo casado 68 años. La hija menor de Palazzo, Cheryl, falleció en 2001, dejando tras de sí un legado difícil pero duradero para la familia.
Homenaje a Mickey Mantle
Su amor por el béisbol, en particular por los Yankees, siempre fue una constante. Su jugador favorito no era otro que Mickey Mantle, ídolo de muchos de la generación de Palazzo. Para él, este partido no era sólo para ver a los Yankees. Era un puente de vuelta a su juventud, a todas aquellas noches escuchando a los Yankees bajo las sábanas, imaginando las multitudes rugientes del Yankee Stadium.
El camino de Palazzo hacia la demencia ha hecho que estos momentos de alegría sean cada vez menos frecuentes. Pero, como explicó Seri, el personal de Puentes se dedica a proporcionar algo más que cuidados diarios: se dedican a hacer realidad los sueños.
“No sólo cuidamos de ellos; les damos experiencias que aportan alegría a sus vidas”, dijo Seri. “Donald se lo merecía, y ver cómo se le iluminaba la cara… mereció la pena con creces”.
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