El 24 de abril de 1917, George Mogridge grabó su nombre en los libros de historia de la franquicia al lanzar el primer partido sin hit de los Yankees, dejando fuera a los Medias Rojas de Boston en Fenway Park.
Natural de Rochester y una de las primeras estrellas de los Yankees de Nueva York, Mogridge era un lanzador zurdo alto y delgado que disfrutó de una carrera de 15 años en las Grandes Ligas, marcada por varios logros sobresalientes.
Tras asistir a la Universidad de Rochester, Mogridge se hizo un nombre en las ligas menores, ganando 20 partidos en tres de sus cinco primeras temporadas. Debutó en la MLB con los Medias Blancas de Chicago en 1911, con los que lanzó durante parte de dos temporadas antes de que los Yankees adquirieran su contrato en 1915.
Fue con los Yankees cuando Mogridge brilló de verdad. La mejor temporada de Mogridge fue en 1918, cuando registró un récord de 16-13 con un impresionante promedio de carreras ganadas de 2,18. También lideró la liga en partidos lanzados ese año, participando en 45 encuentros.
Durante sus seis años con los Yankees, Mogridge registró un ERA de 2,73, que sigue siendo uno de los cinco mejores ERA de un lanzador de los Yankees en el siglo XX.
Mogridge es una inspiración para todos los fans de los Yankees
El viaje de Mogridge desde la Universidad de Rochester hasta convertirse en un lanzador estrella de los Yankees sirve de inspiración a los aspirantes a jugadores de béisbol, especialmente a los que proceden de Rochester. Su legado como primer lanzador de los Yankees que logró un partido sin bateador será recordado para siempre en los anales de la historia de la franquicia.
Tras ser traspasado a los Senadores de Washington, Mogridge disfrutó de los años más exitosos de su carrera en las Grandes Ligas. Tanto en 1921 como en 1922, ganó 18 partidos, superando incluso a su compañero de equipo y futuro miembro del Salón de la Fama Walter Johnson.
Las contribuciones de Mogridge a los Senadores se extendieron más allá de la temporada regular. En las Series Mundiales de 1924 contra los Gigantes de Nueva York, fue titular y ganó el cuarto partido. Sin embargo, su actuación más crucial se produjo en el decisivo séptimo partido, cuando hizo una aparición de relevo de emergencia para salvar a su equipo de un posible desastre.
Cuando el lanzador inicial Curly Ogden flaqueó en la primera entrada, el entrenador de Washington, Bucky Harris, llamó a Mogridge para que le sustituyera. A pesar de lanzar con sólo dos días de descanso, Mogridge realizó 4 2/3 entradas extraordinarias, permitiendo sólo una carrera y manteniendo a los Senadores en el partido. Sus esfuerzos prepararon el terreno para la dramática victoria de Washington en 12 entradas, asegurando su único campeonato de las Series Mundiales.
Al final de su carrera, Mogridge pasó un tiempo con los Browns de San Luis y los Bravos de Boston antes de regresar a Rochester para dirigir el equipo de ligas menores de la ciudad en 1928. También se aventuró en el mundo de los negocios, abriendo un popular restaurante en Buffalo Road y más tarde dirigiendo una tienda de artículos deportivos en State Street.
Mogridge falleció en Rochester en 1962 a la edad de 73 años, dejando tras de sí un legado como héroe local y figura fundamental en la historia de los Yankees de Nueva York y los Senadores de Washington.
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