La transformación de Carlos Rodón es una de las mayores atracciones del campamento de entrenamiento de primavera de los Yankees. No se trata sólo de parecer más delgado tras la intensa rutina; se trata de redescubrir su forma dominante de lanzar. Si bien sus mejoras físicas son notables, la verdadera atención se centra en su refinada mecánica, que podría desvelar la clave de una temporada estelar.
Las lesiones lastraron a Carlos Rodón en su debut con los Yankees, obligándole a retocar su lanzamiento a lo largo del año. Sin embargo, está enfocado en replicar la mecánica suave que alimentó su ERA de 2.67 durante sus mejores años con los White Sox y los Giants (2021-2022). Los primeros destellos en los entrenamientos de primavera muestran a un Carlos Rodón más suave y eficiente, y él mismo hace hincapié en la importancia de mantener esta forma a lo largo de la temporada.
El reinventado Carlos Rodón recupera el calor y el propósito de cara a 2024
Más allá de la estética, la renovada mecánica de Carlos Rodón tiene el potencial de resucitar sus habilidades de lanzador de élite. Esta primavera no se trata sólo de perder peso, sino de superar las limitaciones del año pasado y redescubrir al lanzador que una vez infundió miedo a los bateadores. Su éxito en 2024 depende de este movimiento refinado, y su enfoque temprano es un buen augurio para un retorno a la dominación.
Carlos Rodón comunicó el sábado, tras completar una sesión de bullpen, que sentía que se movía con más fluidez, asemejándose a su movimiento típico. Reflexionó sobre su actuación del año pasado y dijo: “Creo que el año pasado me movía un poco mal por el montículo. Intenté encontrarlo todo el año y no lo conseguí”. Destacó que durante la pretemporada dio prioridad a sus movimientos en el montículo para rectificar cualquier problema.
Carlos Rodón declaró que deseaba conservar y mantener en su mente la forma en que se movía en el montículo. Expresó su preocupación por olvidarlo y mencionó que pensaba constantemente en ello.
Olvídate de ver lanzar a Carlos Rodon; es la meticulosa preparación previa la que pinta el cuadro real. Antes de cada lanzamiento, realiza meticulosos ejercicios, centrados en reproducir la refinada mecánica que cree que es la clave de su éxito.
“De donde está ahora a hace 12 meses, es la noche y el día”, dijo el manager Aaron Boone a Bryan Hoch de MLB.com. “Está en un lugar mucho mejor. Ha hecho la pretemporada y el invierno que necesitaba para tener la mejor oportunidad de triunfar. Ha marcado esa primera casilla”.
Renacer con la resurrección de la velocidad
Pero más allá de las valoraciones subjetivas, los Yankees tienen datos concretos que respaldan las mejoras visuales. La pasada primavera, el entrenador de lanzadores Matt Blake cronometró la bola rápida de Carlos Rodón en las sesiones de bullpen a unas preocupantes 85-88 mph. ¿Este año? Un salto significativo, con un promedio de 88-91 mph, mostrando ya signos de la velocidad que necesita para dominar.
Los entrenamientos de bateo en directo cuentan una historia similar. El año pasado, su bola rápida rondaba las 88-90 mph. Ahora, dispara calentadores a 94-95 mph, incluso rozando las 97 mph durante una sesión reciente. Esa es una diferencia que se puede medir, y una señal de que la renovada mecánica de Carlos Rodon se está traduciendo en resultados tangibles.
Carlos Rodón explicó que la facilidad para alcanzar velocidad en estos momentos probablemente explicaba su aparición.
“Simplemente tiene otra marcha”, dijo el entrenador de lanzadores Matt Blake a Chris Kirschner de The Athletic. “Parece que se está moviendo más atléticamente con un poco más de potencia. Todo eso se está juntando”.
Blake esbozó una serie de problemas interconectados que aquejaban a Carlos Rodón, empezando por la pasada primavera, su temporada inaugural con los Yankees tras su lucrativo contrato de seis años y 162 millones de dólares.
Blake explicó que cuando el lanzador no se encuentra en su condición física actual y se esfuerza por causar una buena impresión, tiende a buscar velocidad adicional en su bola rápida, pero no lo consigue del todo. Esta persecución conduce a un sobreesfuerzo que compromete el mando, lo que a su vez somete al cuerpo a una tensión excesiva. Esta secuencia de acontecimientos, que comenzó con un problema en el codo en marzo, seguido de un problema de espalda, culmina en un lento comienzo de temporada. Al centrarse en la preparación física, incluida la mejora de la forma física, la fuerza y la amplitud de movimiento, el lanzador puede modificar su mecánica de lanzamiento y recuperar la potencia que necesita.
Blake sugirió que Carlos Rodon parecía estar ejecutando sus movimientos con mayor atletismo y eficiencia. A diferencia de temporadas pasadas, se puso manos a la obra en enero, trasladándose a Tampa la primera semana y sumergiéndose de inmediato en su rutina de lanzamientos. No se trataba sólo de adelantarse; una parte importante de su mes inicial se dedicó a perfeccionar meticulosamente su mecánica de lanzamiento.
Nueva actitud de Carlos Rodon, listo para recuperarse
Aunque el instinto desempeña un papel crucial en este proceso, Carlos Rodon no vuela a ciegas. Incorporó el análisis de vídeo a su entrenamiento, lo que le permitió diseccionar sus lanzamientos, identificar las áreas de mejora y realizar ajustes precisos. Este enfoque asistido por la tecnología, combinado con su compromiso temprano con la práctica, pinta la imagen de un lanzador centrado en liberar todo su potencial en 2024.
Carlos Rodón mencionó que durante la pretemporada revisó exhaustivamente vídeos suyos, trabajando estrechamente con los entrenadores para analizar sus lanzamientos y hacer los refinamientos necesarios.
Las dificultades del año pasado son una dura realidad para Carlos Rodón, que él reconoce plenamente. Sabe que borrar ese recuerdo significa mantenerse sano, un obstáculo que le hizo tropezar en 2023. La gestión de sus emociones, otra batalla del pasado, también sigue siendo un punto de atención.
Está decidido a librarse de la etiqueta de “propenso a las lesiones”, pero su planteamiento es comedido. La clave es el progreso gradual, no una solución rápida. Sin embargo, con su renovada mecánica, el optimismo hierve en su interior.
“Si me muevo bien”, declara con tranquila confianza, “todo lo demás se arregla solo”.
Carlos Rodón se encuentra en una encrucijada. Las lesiones y la inconsistencia de la temporada pasada le dejaron un sabor amargo, pero el fuego en sus ojos habla de un luchador, no de un desertor. Su resurgimiento en los primeros entrenamientos de primavera es algo más que músculo; es el testimonio de una preparación meticulosa y de una búsqueda incesante para redescubrir su mejor forma.
Los datos son prometedores, la mecánica más fluida y su propia convicción inquebrantable. Pero los rumores de los entrenamientos de primavera son sólo eso: rumores. La verdadera prueba está por venir, bajo la dura luz de los focos de la temporada regular.
“El año pasado fue el año pasado”, dijo. “Es una de esas cosas que quiero dejar atrás, y seguiré reflexionando sobre ella. ¿Qué pasó? ¿Por qué fue así? Con suerte, encontramos respuestas”.
¿Callará Carlos Rodón a sus escépticos y recuperará su dominio en el All-Star? ¿O resurgirá el espectro de luchas pasadas? Sólo el tiempo lo dirá. Pero una cosa es cierta: La historia de Carlos Rodón está lejos de terminar. Esta primavera, está reescribiendo la narrativa, lanzamiento a lanzamiento meticulosamente. El capítulo final -un regreso triunfal o una desafortunada repetición- espera a ser escrito. Y los aficionados al béisbol, con la respiración contenida, esperan la emocionante revelación.
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