En la histórica rivalidad entre los Yankees de Nueva York y los Medias Rojas de Boston, Fenway Park ha sido testigo de innumerables momentos icónicos, tanto triunfales como humillantes. El pasado fin de semana se añadió un nuevo capítulo a esta saga, ya que los aficionados de los Yankees se infiltraron en Fenway, haciendo sentir su presencia alto y claro. A pesar de su apoyo vocal, los Yankees abandonaron el campo no con triunfo, sino con la cabeza gacha por la vergüenza tras una derrota en la serie.
Los yanquis pasan lista en territorio enemigo
Lo más destacado -o quizá lo menos destacado, dependiendo de tu lealtad- de la visita de los Yankees a Boston se produjo durante el partido televisado a todo el país del domingo por la noche. En un giro inesperado de los acontecimientos, las cuerdas vocales de los seguidores de los Yankees se impusieron a la afición local, permitiendo que su tradicional “pase de lista” resonara en las gradas de Fenway Park. Esta práctica, habitual en el Yankee Stadium, consiste en corear los nombres de los jugadores que están en el campo hasta que cada uno de ellos reconoce al público. Sorprendentemente, este espectáculo no fue un hecho aislado, sino un tema recurrente durante todo el fin de semana, que alcanzó su punto álgido con el jonrón de Juan Soto el sábado, que fue recibido con rugientes vítores por parte de los aficionados visitantes.
Buster Olney, de ESPN, destacó la importancia de esta toma de posesión por parte de los aficionados, vinculándola a una creciente desconexión entre los seguidores de los Medias Rojas y la dirección de su equipo. El desencanto se ha visto alimentado por lo que muchos perciben como falta de ambición de la franquicia y malas decisiones de gestión por parte del propietario John Henry. Los Yankees, que aventajaban a los Medias Rojas en 13 partidos en la clasificación antes del partido del domingo, parecían dispuestos a echar sal en las heridas de sus rivales. Sin embargo, a pesar de la fanfarria, el rendimiento en el campo contó una historia diferente. Bryan Hoch también confirmó a través de Twitter que los jugadores de los Yankees reconocieron este pase de lista.
Fiasco de los Yankees en Fenway
El verdadero drama se desarrolló en el campo, donde los Medias Rojas, aparentemente imperturbables ante la invasión de seguidores de los Yankees, ofrecieron una clínica de carrera de bases y juego táctico. Los Yankees, a pesar de su dominio nominal, no pudieron traducir el apoyo vocal en victoria. Los Medias Rojas aprovecharon todas las lagunas en la armadura de los Yankees, centrándose especialmente en el receptor José Treviño, conocido por su débil brazo. Acumularon nueve robos en un partido, récord de la franquicia, la mayor cantidad permitida por los Yankees desde un enfrentamiento en 1915, también contra los Medias Rojas.
Marcus Stroman, el lanzador de los Yankees, tuvo problemas para contener a los corredores de Boston, admitiendo después del partido que necesitaba ajustar su juego para gestionar mejor la agresiva estrategia de robo de bases. El implacable ritmo de los Medias Rojas y su estratégica estrategia de juego culminaron en una decisiva victoria por 9-3, que supuso la primera derrota de los Yankees en un partido de goma esta temporada y sólo su cuarta derrota en 23 intentos.
La serie no fue sólo una derrota en términos de partidos, sino también un golpe importante para la moral de los Yankees. Jugadores clave como Anthony Rizzo sufrieron lesiones, y en momentos de gran presión jugadores veteranos como Gleyber Torres y DJ LeMahieu flaquearon cuando más importaba. La incapacidad para sacar provecho de una situación de bases llenas sin outs en la séptima entrada tipificó la noche de los Yankees: una mezcla de infortunio y error de juicio, que dejó frustrados tanto a los aficionados como a los jugadores.
A medida que el polvo se asienta en este capítulo de la rivalidad entre los Yankees y los Medias Rojas, los Yankees deben reagruparse y reevaluarse. El pase de lista en Fenway será recordado no por el poderío que demostró, sino por el contraste entre el dominio vocal y la derrota táctica. El camino a seguir es claro: abordar las grietas, gestionar los puntos débiles y prepararse para los próximos retos, empezando por una serie crucial contra los Orioles. En cuanto a los Red Ros, su enérgica actuación bajo presión sirve para recordar por qué, en béisbol, el partido no termina hasta que se hace el último out. ¿Qué le parece? Deje su comentario a continuación.