La ofensiva de los Yankees de Nueva York, desesperada por una chispa después de reunir sólo dos jonrones solitarios y 12 hits en los dos partidos anteriores, encontró a su héroe en Oswaldo Cabrera el miércoles por la noche.
Oswaldo Cabrera, en plena forma a principios de temporada, se erigió en catalizador ofensivo en la quinta entrada, lanzando un jonrón de dos carreras justo dentro del poste de foul del jardín derecho contra el as de Baltimore, Corbin Burnes. Este golpe decisivo hizo entrar a José Trevino y proporcionó a los Yankees su única carrera del partido.
La explosión fue una buena noticia para Oswaldo Cabrera, que había tenido problemas con el plato en los últimos partidos. Antes de este partido, no había bateado en siete ocasiones en la serie. Sin embargo, este jonrón clave supuso su primero desde el 13 de abril. A pesar del bajón anterior, Oswaldo Cabrera tiene un sólido promedio general de bateo de .262, con un porcentaje de bases de .300 y un porcentaje de slugging de .417 en 110 apariciones en el plato. También ha contribuido con 18 carreras impulsadas y ha robado dos bases esta temporada.
Esta victoria tuvo un significado inmenso para los yanquis. Les impidió perder los tres primeros partidos de la serie crucial contra los dos mejores equipos de la AL Este: los Orioles de Baltimore. Ganar con su número cinco en el montículo subraya aún más la importancia de esta victoria. La victoria por 2-0 permitió a los Yankees recuperar el empate con los Orioles por el codiciado primer puesto de la división.
Oswaldo Cabrera ayuda a los Yankees a quemar al as Burnes
Los Yankees de Nueva York, enfrentados a un desalentador déficit de 2-0 en la serie y a un enfrentamiento con el as de Baltimore, Corbin Burnes, supusieron otro reto para el equipo. Burnes, antiguo ganador del premio Cy Young y rumoreado objetivo de los Yankees en la temporada baja, era uno de los mejores del juego y tenía fama de ser un “bulldog” en el montículo.
Sin embargo, Oswaldo Cabrera, que bateaba en novena posición y jugaba en tercera base, frenó su embestida en la quinta entrada. Ante un primer lanzamiento de Burnes, lanzó un drive hacia la esquina del jardín derecho de Camden Yards. Al principio, la pelota se perdió de vista al propio Oswaldo Cabrera cuando éste rodeaba la primera base, y se quedó justo dentro del poste de foul del jardín derecho para conseguir un jonrón de dos carreras. Una repetición confirmó la explosión, su cuarta de la temporada.
Este golpe decisivo dio la victoria a José Treviño, que había hecho un sencillo al principio de la entrada, y proporcionó a los Yankees su única carrera del partido. También impulsó a Oswaldo Cabrera al segundo puesto de los Yankees con 18 carreras impulsadas, igualando a Aaron Judge y sólo por detrás de las 25 de Juan Soto, líder del equipo.
Reflexionando sobre el jonrón, Oswaldo Cabrera describió su confianza inicial al golpear la pelota con solidez, pero su confusión posterior al perderla de vista. Al principio, se sorprendió porque no pudo ver la pelota que se atascó mientras corría hacia la primera base. La visión de la pelota alcanzando por fin el poste de falta me produjo una sensación de satisfacción.
“En el momento en que golpeé la pelota, supe que la había golpeado muy bien”, dijo después del partido. “Pero no sabía dónde estaba el balón. Si me vieras corriendo hacia primera, me diría: ‘¿Dónde está la pelota? Así que cuando miré hacia allí y vi que la pelota llegaba al poste de falta, me sentí genial. Me quedé muy sorprendida porque no conocía [the ball got stuck]. Todos los chicos miraban al poste. ‘Todavía está ahí'”.
La actuación de Oswaldo Cabrera fue especialmente impresionante teniendo en cuenta su reciente mala racha. Entró en la serie sin batear en sus siete primeros turnos y bateaba un escaso .147 en sus nueve partidos anteriores. Sin embargo, este cuadrangular decisivo demostró su capacidad para dar un paso adelante en los grandes momentos.
El mánager Aaron Boone reconoció las recientes dificultades de Oswaldo Cabrera, pero alabó su profesionalidad y ética de trabajo, especialmente para un jugador joven. Señaló que la estrella utilitaria de los Yankees aporta constantemente valor al equipo, sobre todo cuando batea más abajo en la alineación. El miércoles por la noche, contra un lanzador de primera, la contribución ofensiva de Oswaldo Cabrera resultó ser la diferencia para los Yankees.
Oswaldo Cabrera sabía que Gil iba a lo grande
Una premonición de brillantez y una actuación dominante en el montículo impulsaron a los Yankees de Nueva York a la victoria el miércoles por la noche. Oswaldo Cabrera, compañero de equipo del lanzador novato Luis Gil, intuyó que se estaba gestando algo especial cuando vio a Gil en el autobús del equipo.
Notó un cambio en el comportamiento habitual de Gil. Desapareció su típica personalidad jovial, sustituida por una expresión concentrada y seria. Este cambio dejó a Oswaldo Cabrera con la fuerte sensación de que Gil estaba preparado para una actuación destacada.
La intuición de Oswaldo Cabrera resultó inquietantemente acertada. La dominante salida de Gil hizo que los seguidores de los Yankees le aclamaran mientras los de los Orioles se lamentaban cuando abandonaba el montículo.
Gil superó al as de los Orioles, cediendo sólo dos hits en 6 1/3 entradas, el mejor lanzamiento de su carrera. Realizó un total de 95 lanzamientos y ponchó a cinco bateadores, consolidando aún más su impresionante salida. Esta exhibición redujo su ERA a un encomiable 3,19.
El entrenador Aaron Boone se hizo eco de los elogios a Gil, destacando la eficacia de sus lanzamientos y su capacidad para atravesar la alineación de los Orioles con facilidad. Boone elogió especialmente la ejecución de Gil, un factor clave en la victoria de los Yankees.
A la importancia de la actuación de Gil se sumó su control. Sólo dio un paseo, estableciendo una nueva marca personal para él esta temporada. Esta exhibición de control, unida a su concentración láser, permitió a Gil silenciar el ataque de los Orioles y asegurar una victoria crucial para los Yankees.
Holmes cierra la puerta y sella la victoria de los Yankees
Los Yankees de Nueva York se aseguraron una ajustada victoria el miércoles por la noche gracias a una actuación dominante de sus lanzadores y a una salvada decisiva del cerrador Clay Holmes.
Mientras el bullpen apagaba por completo la ofensiva de los Orioles, surgió un breve susto en la octava entrada. El abridor Ian Hamilton tuvo algunos problemas de control, concedió un paseo y golpeó a un bateador. Esto hizo que el entrenador Aaron Boone recurriera al fiable cerrador Clay Holmes.
Holmes intervino y se aseguró la victoria, permitiendo sólo un hit y ponchando a tres bateadores en 1,2 entradas sin anotaciones. Esta impresionante exhibición coronó una salida estelar de los lanzadores de los Yankees, que en conjunto mantuvieron a los Orioles en sólo tres hits sin anotar ninguna carrera.
La actuación de Holmes fue especialmente digna de mención por varias razones. Consiguió tres ponches por primera vez esta temporada, y sus 1,2 entradas lanzadas supusieron su salida más larga de la campaña. Lo más destacable es que aún no ha permitido ni una sola carrera en 15 entradas. Esta actuación estelar se suma a sus impresionantes 10 paradas, que le empatan en el liderato de las Grandes Ligas.
La decisión de Boone de utilizar a Holmes en la octava entrada contrastó con su estrategia durante la derrota del viernes en la prórroga ante los Cerveceros de Milwaukee. Muchos cuestionaron entonces la decisión de Boone de no prolongar la salida de Holmes, teniendo en cuenta su constante eficacia. Boone había defendido su decisión alegando problemas de carga de trabajo y el inicio de la temporada.
Sin embargo, el partido del miércoles contra un rival de división exigía un enfoque más agresivo en la gestión del bullpen. Boone comprendió la naturaleza crítica de la situación: enfrentarse a la mejor alineación de los Orioles con el partido en juego y corredores en base, y sacó a Holmes, que hizo exactamente lo que su entrenador y los aficionados de los Yankees querían.
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